Por Ruben Adalberto Pron.
Ana María Rafaela Mujica era presidenta del Concejo Municipal y encabezó, en 1990, la primera celebración del 15 de enero como fecha simbólica del origen de El Trébol.
Fue en el acto organizado por la Asociación Amigos de la Estación, una institución creada en el barrio Tais para llevar adelante distintas iniciativas en favor de ese sector de la ciudad como lo fueron la primera pavimentación del bulevar Eva Perón (que entonces llevaba el nombre con que se rendía pleitesía a Victoria, soberana del Reino Unido y cabeza del imperio más extendido en la historia del mundo, con posesiones en los cinco continentes poblados a comienzo del siglo XX) y la promoción, mantenimiento y embellecimiento del entorno de la estación ferroviaria cuando todavía no se habían loteado los terrenos de la vereda noreste de la avenida Libertad.
En ese momento, con el intendente Ángel Rossi en uso de sus vacaciones anuales, Ana ocupaba interinamente la titularidad del departamento Ejecutivo y fue ella la que dio a conocer el decreto 195/90 firmado por el intendente Rossi y su secretario de Obras Públicas y Gobierno, Oscar Montalbetti, que estableció y dejó firme la fecha del 15 de enero de 1990 “como fecha fundacional de El Trébol, sin que ello desmerezca los hechos inmediatamente anteriores y posteriores que, en conjunto, atendiendo a la particularidad de la creación de tres poblaciones contiguas con sus respectivas colonias, configuraran el comienzo de la existencia de la localidad”.
En ese momento el ramal ferroviario que pasaba por El Trébol todavía estaba operativo, aunque transitado sólo ocasionalmente por trenes de carga ya que en 1978 se había clausurado el servicio de pasajeros, y del acto participaron el último encargado de la estación, Miguel Mainardi, y el que hasta su jubilación había cumplido por varios años esa función, José Depetris, ganándose el cariñoso mote de “El Jefe” con que se lo conocía.
Ana Mujica fue una de las personas que hablaron en el acto, poniendo de relieve con pausadas palabras e inocultable emoción el acontecimiento que se celebraba.
Fue un acto más en los que protagonizó como servidora pública, tarea que asumió con espíritu democrático, entereza moral y entrega sin reparos a la comunidad a la que perteneció y supo honrar con su honradez y bonhomía.