Tras las elecciones, el dólar oficial se mantiene en torno a los $1.460–$1.470, mientras el riesgo país perforó la barrera de los 700 puntos.
En este contexto, el periodista especializado en temas económicos Alejandro Bonalumi analizó el panorama cambiario y las perspectivas de política económica del Gobierno.
“Por ahora, se va a mantener el esquema de bandas cambiarias. Quizá más adelante, cuando llegue la época de liquidaciones y el Gobierno vea que la situación está más equilibrada, pueda eliminarse”, explicó Bonalumi.
El analista remarcó que no es momento para que el Gobierno se “engolosine” con una baja del dólar con fines políticos o de castigo hacia los especuladores.
“No hay que pensar en el dólar como un instrumento de castigo ni como ancla de precios. Tiene que haber un valor de equilibrio que permita exportar y ser competitivos, que las importaciones lleguen, pero que también se pueda competir desde adentro”, señaló.
Bonalumi consideró que ese valor de equilibrio podría ubicarse entre los $1.400 y $1.500, al menos “hasta que se tranquilice la situación”.
Además, anticipó que las tasas de interés van a bajar, algo que tendrá efectos mixtos en la economía: “Al que tiene un plazo fijo o dinero en billeteras virtuales le va a bajar el rendimiento, pero también va a beneficiar a quienes están endeudados o planean sacar un crédito personal.”
En ese sentido, adelantó que varios bancos ya están trabajando en un nuevo escenario de créditos hipotecarios UVA, con expectativas de una inflación por debajo del 2% y una leve recuperación de la actividad económica.
Respecto a la inflación, Bonalumi destacó que el último dato mostró una variación muy leve respecto al mes anterior, lo que interpretó como un avance importante: “El mayor triunfo sería que el movimiento del dólar no se traslade automáticamente a los precios. En Argentina, históricamente, el dólar subía 8% y los precios 15%, por las dudas. Eso es lo que hay que romper.”
Finalmente, el periodista subrayó la necesidad de un cambio cultural en la economía argentina: “En países como Brasil nadie piensa en dólares. Trabajan con su moneda, la valoran. En cambio, acá despreciamos el peso porque hemos fracasado tantas veces que tener pesos preocupa. Si logramos estabilidad y previsibilidad, vamos a poder dejar de pensar en dólares. Eso sería un cambio profundo y saludable.”






