Las bajas temperaturas propias del invierno complican el trabajo diario en varios rubros. En El Trébol, Alejandro Brussa, titular del lavadero Car Shine, cuenta cómo se organizan para seguir trabajando a pesar del frío, adaptando horarios y tareas según las condiciones del clima.
Las bajas temperaturas complican la rutina diaria en los lavaderos de autos, donde el hielo y las mangueras congeladas obligan a modificar los horarios. Sin embargo, para Alejandro Brussa, titular del lavadero Car Shine, la actividad no se detiene. «Por más que haga frío, la gente siempre viene a lavar el auto», asegura.
La mañana del lunes marcó -4°C en la ciudad, una de las más frías del año. «Tuvimos que arrancar más tarde porque se congelaron las canillas, las mangueras… no sale el agua, se complica», cuenta Brussa. La escena se repite cada invierno: jornadas más cortas, tiempos de secado más largos, pero la clientela no falla.
«A pesar del frío, el ritmo es constante. Lunes o viernes, siempre hay trabajo«, afirma. Car Shine se especializa en cosmética automotor, y eso les permite adaptarse al clima. «Cuando se congela todo afuera, trabajamos adentro con pulidos y limpieza interior», explica.
El invierno presenta sus desafíos. «No se secan los autos, cuesta más. Y los días son más cortos, así que se acotan los horarios», detalla. Sin embargo, el equipo de Car Shine logra mantener el nivel de actividad.
Comparado con años anteriores, este invierno se está sintiendo con más fuerza. «El invierno pasado fue más tranquilo, este se vino con todo», reconoce Alejandro, mientras señala que el sol ayuda a acelerar el ritmo hacia el mediodía.
Para Brussa y su equipo, el verano resulta más cómodo para trabajar. «Podemos empezar más temprano y aprovechar más el día. Pero en cualquier estación, el compromiso con los clientes es el mismo».